Reportaje original para MDE Ciudad Inteligente.
YA HAN ORGANIZADO VIAJES a Estados Unidos, Brasil y Argentina para foguearse con equipos de robótica de todo el mundo. En noviembre quieren irse para Japón, ya tienen todo, hasta maletas empacadas, pero necesitan apoyo económico.
El Robolution Loyola Team no es un grupo estudiantil cualquiera, allí los jóvenes se conocen, conversan, evalúan problemas, idean soluciones, diseñan, arman, ponen a prueba, no se conforman, refinan sus ingenios, y así aprenden mecánica, electrónica, programación y hasta gestión de proyectos.
La ingeniería es usar el ingenio para resolver problemas, y problemas es lo que hay: a vos te dicen, ‘vea esto no funciona, necesito que lo ponga a funcionar’. En la vida no te dan todos los datos para resolver un problema, como en los libros de teoría”.
—Juan Pablo Berruecos, egresado del Loyola y estudiante de ingeniería mecatrónica en la Escuela de Ingenieros.
Unos quinceañeros muy especiales
Así como los ves, en su orden, Andrés Valencia, Melissa Mejía, Juan Pablo (el egresado mentor del equipo), Laura Cano y Levinson González están en grado 10 de bachillerato, los ojos todavía les brillan como a los niños, pero su forma de expresarse es como la de un emprendedor o un ingeniero experimentado.
Juan Pablo, el profe Luis Octavio y estos jóvenes líderan una cadena de conocimiento que también cobija a una docena de muchachos de los grados 6 y 7 del Colegio Loyola, todos amantes del fútbol y los robots.
A ‘Wall-e’ lo armaron los más jóvenes, como un prototipo para superar el reto ‘seguidor de línea y transportador de pelotas’, en el que un robot tiene 3 minutos para seguir una línea sinuosa y llena de caminos muertos, llevando la mayor cantidad de pelotas desde el inicio hasta el final de la pista.
Las partes de este robot son:
Sorprende que estos quinceañeros hablen con tanta propiedad de un proyecto de robótica, pero es que le han metido todas las ganas y ya han ganado experiencia en competencias nacionales e internacionales, algunas frustrantes, pero la mayoría muy satisfactorias.
Lo que uno aprende compitiendo fuera del país
El Robolution Loyola Team compitiendo y creando redes de contactos en Albuquerque, Estados Unidos. Foto: Robolution Loyola Team.
En las competencias se pueden hacer relaciones con otros equipos, conocer otras culturas. Cuando estos jóvenes estuvieron compitiendo en Albuquerque, Estados Unidos, se hicieron muy amigos de los japoneses, a pesar de no conocer su idioma y de que los orientales eran muy tímidos.
Pero estos muchachos, colombianos de puro corazón, siempre le ponen su picante a las competencias, se ríen, cantan, bailan y celebran con todo el sabor.
Fuera del país, los colombianos tenemos un estigma. Los extranjeros a veces nos relacionan con la guerra y el narcotráfico, pero los jóvenes del Robolution Loyola Team dejan bien claro que Colombia es mucho más que eso, que somos alegría y chispa y que si se descuidan, los ponemos a todos a bailar.
Se aprende más enseñando
Desde el 2010 ya van 4 generaciones del Robolution Loyola Team, así se va consolidando una verdadera “cadena de conocimiento” en la que los más grandes le van enseñando a los más chicos todo lo que han aprendido a punta de prueba y error, y de experiencias internacionales.
Los jóvenes líderes de este club de robótica se pasan gran parte de su tiempo compartiendo sus conocimientos y experiencia con los demás, a veces doblan su jornada académica, saliendo de noche del colegio, estudiando sábados, domingos, festivos y hasta en vacaciones.
Una de las cosas más importantes que han aprendido estos jóvenes es que trabajar en robótica es trabajar en equipo.
“Ahora, nuestro sueño es Japón”
El Robolution Loyola Team necesita 40 millones de pesos para cumplir el sueño de ir a competir en el RoboRAVE, competencia internacional que este año, del 21 al 23 de noviembre, tendrá lugar en Japón. Nada menos que en uno de los países más avanzados en esta área de la ingeniería.
Los muchachos ya tienen todo listo: el prototipo del robot, los materiales, los contactos, un presupuesto detallado. “Nosotros tenemos empacada la maleta, solo nos falta el patrocinio para poder confirmar nuestra asistencia al evento, comprar los paquetes, tramitar las visas y arrancar”, dicen.
Apoyando a estos jóvenes, toda nuestra ciudad y hasta el país ganarían mucho. Los motivaríamos a continuar desarrollando su talento, ganarían confianza, contactos internacionales, y se deja muy en alto el nombre del país.
Si sabes inglés, mira este video sobre el RoboRAVE International. ¡Anímate a mandar alRobolution Loyola Team para Japón!
Así como los ves, en su orden, Andrés Valencia, Melissa Mejía, Juan Pablo (el egresado mentor del equipo), Laura Cano y Levinson González están en grado 10 de bachillerato, los ojos todavía les brillan como a los niños, pero su forma de expresarse es como la de un emprendedor o un ingeniero experimentado.
Juan Pablo, el profe Luis Octavio y estos jóvenes líderan una cadena de conocimiento que también cobija a una docena de muchachos de los grados 6 y 7 del Colegio Loyola, todos amantes del fútbol y los robots.
A ‘Wall-e’ lo armaron los más jóvenes, como un prototipo para superar el reto ‘seguidor de línea y transportador de pelotas’, en el que un robot tiene 3 minutos para seguir una línea sinuosa y llena de caminos muertos, llevando la mayor cantidad de pelotas desde el inicio hasta el final de la pista.
Las partes de este robot son:
- El cerebro, que es una plataforma electrónica que recibe información de los sensores y le da instrucciones al robot.
- Un cuerpo móvil, similar al de un carrito.
- Los sensores de reflexión de luz, especiales para detectar la línea que hay que seguir.
- Una caja donde se almacenan las pelotas que hay que transportar y una compuerta para soltarlas.
“Nuestro equipo se especializa en dos áreas, la construcción del robot, que es pura mecánica, electrónica y diseño. Pensamos en la estabilidad, capacidad de carga, simetría, funcionalidad y hasta la estética del robot.
La otra área es la programación, o sea, diseñar, probar y mejorar el software que le va a dar instrucciones al robot, en este caso, para seguir la línea, coger y descargar las pelotas”.
—Levinson González.
Sorprende que estos quinceañeros hablen con tanta propiedad de un proyecto de robótica, pero es que le han metido todas las ganas y ya han ganado experiencia en competencias nacionales e internacionales, algunas frustrantes, pero la mayoría muy satisfactorias.
Lo que uno aprende compitiendo fuera del país
El Robolution Loyola Team compitiendo y creando redes de contactos en Albuquerque, Estados Unidos. Foto: Robolution Loyola Team.
En las competencias se pueden hacer relaciones con otros equipos, conocer otras culturas. Cuando estos jóvenes estuvieron compitiendo en Albuquerque, Estados Unidos, se hicieron muy amigos de los japoneses, a pesar de no conocer su idioma y de que los orientales eran muy tímidos.
Pero estos muchachos, colombianos de puro corazón, siempre le ponen su picante a las competencias, se ríen, cantan, bailan y celebran con todo el sabor.
“Competir en robótica es apasionante, el ambiente, la gente, la ansiedad de las semanas previas, la pasión por hacer las cosas bien, la euforia de la competencia”.
—Andrés Valencia.
Fuera del país, los colombianos tenemos un estigma. Los extranjeros a veces nos relacionan con la guerra y el narcotráfico, pero los jóvenes del Robolution Loyola Team dejan bien claro que Colombia es mucho más que eso, que somos alegría y chispa y que si se descuidan, los ponemos a todos a bailar.
Se aprende más enseñando
Desde el 2010 ya van 4 generaciones del Robolution Loyola Team, así se va consolidando una verdadera “cadena de conocimiento” en la que los más grandes le van enseñando a los más chicos todo lo que han aprendido a punta de prueba y error, y de experiencias internacionales.
Los jóvenes líderes de este club de robótica se pasan gran parte de su tiempo compartiendo sus conocimientos y experiencia con los demás, a veces doblan su jornada académica, saliendo de noche del colegio, estudiando sábados, domingos, festivos y hasta en vacaciones.
Una de las cosas más importantes que han aprendido estos jóvenes es que trabajar en robótica es trabajar en equipo.
“Este cuento nos ha juntado con gente con la que antes no nos la llevábamos bien. La relación con el otro es muy importante, hay que hablar con el compañero, buscar soluciones con él, no quedarse uno solo estancado con los problemas. En la vida nunca vas a estar solo”.
—Melissa Mejía.
“Ahora, nuestro sueño es Japón”
El Robolution Loyola Team necesita 40 millones de pesos para cumplir el sueño de ir a competir en el RoboRAVE, competencia internacional que este año, del 21 al 23 de noviembre, tendrá lugar en Japón. Nada menos que en uno de los países más avanzados en esta área de la ingeniería.
Los muchachos ya tienen todo listo: el prototipo del robot, los materiales, los contactos, un presupuesto detallado. “Nosotros tenemos empacada la maleta, solo nos falta el patrocinio para poder confirmar nuestra asistencia al evento, comprar los paquetes, tramitar las visas y arrancar”, dicen.
“Nosotros no nos quedamos quietos, hemos hecho gestión, le hemos mandado cartas a empresas, políticos e instituciones que trabajan con tecnología e innovación, pero todavía no tenemos los recursos necesarios para este proyecto”.
—Laura Cano.
Apoyando a estos jóvenes, toda nuestra ciudad y hasta el país ganarían mucho. Los motivaríamos a continuar desarrollando su talento, ganarían confianza, contactos internacionales, y se deja muy en alto el nombre del país.
Si sabes inglés, mira este video sobre el RoboRAVE International. ¡Anímate a mandar alRobolution Loyola Team para Japón!
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